El Pothos, también conocido como Epipremnum aureum, es una de las plantas de interior más populares gracias a su resistencia, adaptabilidad y facilidad de mantenimiento. Su atractivo follaje verde, a menudo jaspeado, y su capacidad para crecer con rapidez lo convierten en una excelente opción tanto para personas con experiencia como para quienes se inician en el cuidado de plantas.

Durante la primavera y el verano, el Pothos entra en una fase activa de crecimiento, por lo que es el momento ideal para reforzar sus cuidados y asegurarse de que se mantenga sano y vigoroso.
Luz: Tolerancia y preferencia por ambientes luminosos
El Pothos prefiere los espacios con luz indirecta, pero es una planta muy versátil que también puede prosperar en zonas de sombra parcial. Esta tolerancia a la baja luminosidad lo hace especialmente adecuado para oficinas, pasillos o habitaciones con poca luz natural.
No obstante, para favorecer un crecimiento más intenso y mantener el color de las hojas, es recomendable situarlo cerca de una fuente de luz suave, evitando siempre la exposición directa al sol, que podría provocar quemaduras.

Riego: Sencillez y atención al sustrato
El riego del Pothos debe ser moderado. Se recomienda regar cuando la tierra esté seca al tacto, aproximadamente cada 7 a 10 días, aunque este intervalo puede variar en función de la temperatura y la ventilación del espacio.
Es importante evitar el exceso de agua, ya que el encharcamiento puede afectar a las raíces. Utilizar una maceta con buen drenaje y un sustrato aireado contribuirá a mantener la humedad adecuada sin comprometer la salud de la planta.
Temperatura: Estabilidad y comodidad
El rango térmico ideal para el Pothos se encuentra entre 18°C y 25°C, condiciones que suelen coincidir con la temperatura habitual en interiores. Esta planta no tolera bien el frío intenso ni las corrientes de aire, por lo que conviene mantenerla alejada de ventanas abiertas durante el invierno o de fuentes de calor directo.
Fertilización: Apoyo en la temporada de crecimiento
Durante la primavera y el verano, el Pothos agradece un aporte mensual de nutrientes. Se recomienda aplicar abono líquido para plantas verdes una vez al mes, lo que estimulará un crecimiento uniforme y reforzará la intensidad del color de sus hojas.
En los meses más fríos, cuando la planta reduce su actividad, no es necesario fertilizarla.
Poda: Control y estimulación del crecimiento
Una de las ventajas del Pothos es su capacidad para crecer con rapidez, especialmente en condiciones óptimas. Para mantener una forma equilibrada y evitar que los tallos se alarguen en exceso, es conveniente recortar las puntas largas de forma regular. La poda también estimula la ramificación, lo que permite obtener una planta más densa y decorativa.
Los esquejes obtenidos en la poda pueden enraizar fácilmente en agua o sustrato, lo que permite multiplicar la planta con facilidad.
Cuidados en primavera: una oportunidad para fortalecerlo
Con la llegada del buen tiempo, el Pothos responde rápidamente a los cuidados adecuados. Ajustar el riego, aplicar fertilizantes y realizar pequeñas podas estratégicas garantizará un crecimiento saludable durante toda la temporada.

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